Las copas ya vacias
sobre el frio mostrador,
en cada copa un sueno,
una lagrima, un rencor.
Y siguen la rutinas,
la vieja sonatina,
llorando en la neblina
del humo y del licor.
La turbia indiferencia
del que va para olvidar,
la otra indiferencia
del que toma por tomar.
Reniega de tu pena,
gastada pero ajena
y al fin te quedas solo,
como una copa mas.
Con tu violin descolorido
y con tu alma de arlequin,
seguis andando sin olvido,
de cafetin en cafetin.
Tu vieja y triste sonatina,
parece, en cada bodegon,
una esperanza que camina
bajo un cielo de neblina
arrastrando un corazon.
Y sigues noche a noche,
desnudando tu violin
y vas de mesa en mesa
con tu alma de arlequin.
Tu alma empecinada
que nunca encuentra nada,
buscando en las cantinas
y en cada cafetin.
Buscando una sonrisa,
una lagrima nomas,
buscando quien comprenda
la amargura que hay detras,
de cada madrugada
cuando solo te quedas
mirando las monedas
que no te llevaras.